De las Indias a la India

El jueves empezó nuestro viaje, 3 horas de autobús a Chicago + 14 horas de vuelo a Chicago-Delhi + ? (explicaré lo que significa esa interrogación más adelante)
El viaje de autobús fue sin problemas, como siempre.
Una vez en Chicago, al llegar al mostrador de Air India, había una larga cola de indios. Nosotros destacábamos por ser los únicos caucásicos de la cola. Pasamos el rato en la cola decidiendo qué saris eran más bonitos.
En el mostrador, nos atendió un ayudante de vuelo indio muy simpático, al que decidimos preguntar si conocía Delhi. Le contamos que tenemos la intención de coger un tren a Jaiselmer nada más llegar a Delhi.
*Véase que en teoría aterrizamos a las 15:30 y el tren sale en teoría a las 17:30 de la estación de Delhi Junction, que está en teoría a 44 minutos en coche del aeropuerto en óptimas condiciones de tráfico.
El asistente de vuelo en cuestión, nos dijo que podríamos llegar si íbamos en metro, nos facturó la mochila grande en Priority para que saliera antes de la cinta, y nos dio muchos ánimos. Nos dejó muy contentos, aunque no sabemos si llegaremos a tiempo o no.
Antes de embarcar llenamos nuestra botella de agua de supervivencia con agua de la fuente del aeropuerto, pues en la India no es recomendable ni beber agua del grifo, ni tomar bebidas con cubitos, ni siquiera lavarte los dientes con agua que no sea embotellada y no sabíamos si tendríamos oportunidad de comprar agua embotellada antes de subir a l tren.
Cabe decir que el tren de Delhi a Jaiselmer dura 18 horas. Sí. Si tenemos suerte estaremos haciendo 3 horas de autobús más 14 horas de vuelo más 1 de metro más 18 horas de tren. Un total de 36 bonitas horas de viaje. Ya somos los héroes de nuestro compañero de vuelo (Alejandro).
Al llegar al avión tuvimos la agradable sorpresa de ver que en cada asiento nos aguardaban una botella de agua y una mantita (de mucha mejor calidad que las de Iberia), que al instante decidimos hacer parte del relleno de nuestra mochila, como buenos españoles.
Hicimos migas rápidamente con Alejandro, un venezolano que se sentaba a nuestro lado y se dirigía a la India por negocios, y que preguntó si de verdad nos íbamos a llevar las mantas, porque entonces él también se la llevaba. Hablamos de muchas cosas durante el trayecto y tenemos que agradecerle las conversaciones que tuvimos con él, que hicieron del vuelo un vuelo más entretenido.
De la comida sólo se puede destacar el postre, una especie de natillas-arroz con leche hecho con fideos de sopa en vez de arroz. Lo siento, pero mi ignorancia no me permite saber cómo se llamaba ese postre.
Pasamos un buen vuelo con nuestros asientos en la salida de emergencia. Lo único que falta mencionar es el grupo de señoras indias que decidió agruparse delante del baño y hablar durante horas, en indio obviamente. No quise/pude hacer una foto mejor por no ser muy descarada.

La suerte de momento está con nosotros. Ya veréis si cogemos el tren o no en nuestro siguiente post.