Conseguimos llegar a tiempo a la reunión matutina a pesar de la trasnochada, pero sin conseguir un buen asiento esta vez. Tras esto, la mayor parte de la jornada transcurrió en un café donde evadimos el calor de nuevo.
Lo único que cabe destacar de la mañana es nuestra comida. Este día comimos Bánh mì, el bocadillo típico de Vietnam. Estaba muy rico, aunque Alberto lo describió como sopa dentro de un pan.
Nuestro bocata era de pollo, lo único que eliges es el componente principal y el nivel de picante. El resto del bocata es aderezo, verduras y paté.
Después de la jornada laboral cogimos un Grab de vuelta al casco antiguo, donde está nuestro hotel. El Grab es como el Uber de aquí y está fenomenal. Puedes ir en moto o en coche. Hemos visto varios pasajeros en Grab de moto, así que igual hacemos eso en un futuro. Por el momento sólo hemos ido en Grab de coche. Por si no lo hemos comentado antes, el tráfico en Hanoi es infernal (sin llegar a niveles indios). Por lo visto es una ciudad de 9 millones de habitantes… y 5 millones de motos. Casi nada. Además, las motos aparcan sistemáticamente en las aceras, de forma que los peatones tenemos que compartir la carretera con los vehículos, porque no hay sitio para caminar.
Nos dimos una ducha y fuimos a comer. Alberto sugirió comer en Bún Chả Ta. En este establecimiento se come Bún Chả. En vez de ser una sopa ya hecha, te dan los ingredientes por separado: fideos, hierbas (hierbabuena, menta y shisho), ajo picado, salsa picante, caldo con minialbóndigas de cerdo y rollitos de primavera de cerdo, pollo o verduras. Tu te montas la sopa a tu gusto y está de muerte. Por fin el primer plato de Vietnam que de verdad vale la pena repetir. De hecho, era la segunda vez de Alberto aquí, ya que vino a este local el lunes a mediodía.
Al entrar allí encontramos a Carl y Shey que habían anunciado que irían allí en el chat grupal. Como éramos cuatro, contaba como evento de Expensify, es decir que Expensify nos invitó a cenar. ¡Gracias Expensify!
Después de tener tripitas llenas y felices, nos fuimos al lago, donde está el teatro de marionetas de agua. El lunes, Alberto había iniciado un evento para ver las marionetas de agua hoy (miércoles).
Es un espectáculo con marionetas tradicionales que se mueven por el agua. Las marionetas interpretan distintas historias cortas que representan la vida cotidiana en un Vietnam antiguo, así como algunas leyendas de Vietnam. Cada pieza está acompañada de música y canto, los músicos utilizan instrumentos tradicionales para la mayor parte de las piezas.
Compramos las audio-guías para entender las conversaciones de los distintos personajes. No os recomendamos pagar por la audio-guía, describe brevemente el motivo de cada pieza, pero no traduce los diálogos. Por suerte, no hay demasiados diálogos.
Nuestras historias preferidas fueron la de los dragones, la de los fénix y la del pescador. Nos gustó mucho y vale menos de 10 euros por persona en primera fila.
Después de la representación, fuimos a ver el templo de Ngoc Son iluminado de noche. Está cerrado, pero se ve desde la orilla del lago.
Mañana será otro día.