Ana empezaba el día más pronto que de costumbre, pues hoy se iba de excursión con Carl. Habían reservado un tour variado. Alberto, como siempre, se quedaba trabajando.
Un bus con asientos muy cómodos los recogió a las 7:45 de la mañana en el hotel de Carl. Después de una hora y media, hicieron una parada en un bar de carretera donde todas las cosas que vendían, souvenires y comida, tenían precios desorbitados.
En este sitio se podía ver a gente tejiendo cuadros de seda. La mayor parte de los tejedores eran también sordomudos, como en Chula. No sé si este país tiene un mayor índice de sordomudos o es que nosotros los escondemos en España, pero hay muchísimos.
Unos 20 minutos más tarde, reiniciamos el camino en bus hasta la calurosa pagoda de Bái Đính. Ana tenía la esperanza de que, al alejarnos de las motos y del tráfico de Hanoi, hiciera más fresquito. Una esperanza vana, pero es un calor que se siente más sano.
Lo más interesante de todo este complejo budista es que se construyó entre 2003 y 2010, o sea que tiene menos de 20 años. Es el complejo budista más grande de Vietnam. La pagoda, que se encuentra a unos 800 metros del edificio principal, tiene el acceso reservado únicamente a los monjes budistas. En ella se venera a Buda y a los espíritus de la montaña.
La excursión empieza en la tercera puerta del complejo y, al cruzar una especie de puente, se llega al edificio de entrada. En éste, unos guardianes del templo nos dan la bienvenida. El recorrido tradicionalmente se empieza por la derecha, pero por ambos lados, lo que vamos a encontrar es muy similar, un corredor que da la vuelta al complejo principal con figuras de 500 Arhat (la mayoría de más de dos metros). Tras ellas, las paredes están decoradas con estatuillas doradas de Buda. En teoría, el corredor es de 3 kilómetros, pero no pareció tanto.
Los Arhat son aquellos que han descubierto el motivo de la existencia y han alcanzado el Nirvana según el budismo Theravada y hay 18, pero en este templo parecen usar otra definición de Arhat. Aquí consideran a los Arhat estudiantes avanzados del camino de la iluminación. Casi todas las estatuas de este corredor representan Arhat procedentes de China, pero hay dos Vietnamitas. Uno de los Arhat vietnamitas es Thích Quảng Đức. Para los que no conozcan la historia, Thích Quảng Đức era un monje budista vietnamita que se auto-inmoló en la antigua Saigón el 11 de junio de 1963, quemándose vivo para protestar por la persecución que sufrían los monjes budistas por parte del gobierno en el sur de Vietnam. ¿Habéis oído la expresión «quemarse a lo bonzo»? Un bonzo sería un monje budista (del japonés, bozo). Este fue el primero que dio origen a la expresión.
Cada figura de los Arhat intenta representar su personalidad. Las partes oscurecidas son producto del desgaste de los visitantes al tocar las estatuas.
Tras recorrer la mitad del corredor, llegamos al patio del edificio principal dedicado a Buda, también conocido como templo Tam.
Una vez dentro del templo Tam, uno de los guías elaboró más en la historia y relación del fénix y la tortuga. Dice la leyenda que, muchos años atrás, Vietnam estaba inundada y el fénix volaba y volaba exhausto porque no encontraba un sitio seco en el que posarse. Cuando a penas le quedaban fuerzas, una joven tortuga salió del agua y le ofreció posarse en su caparazón para que pudiera descansar, salvando su vida. Muchos años más tarde el país sufrió una terrible sequía, no quedaba agua ni en el lago en el que vivía la tortuga. En ese entonces, el fénix apareció y cogió a la tortuga llevándosela lejos a un lago en el que pudiera nadar, repagando su deuda. Debido a esta historia además de simbolizar la unión entre el cielo y la tierra, simbolizan la amistad y la armonía entre el yin y el yang.
Como curiosidad, las ocho estatuas laterales, cuatro a cada lado, representan a los guardianes del budismo. Estos protegen a las tres estatuas doradas, siendo la estatua central la de Shakyamuni Buda. La estatua de Buda pesa 100 toneladas y mide 16 metros, las otras estatuas miden 12 metros y pesan 50 toneladas.
Al salir del templo cruzamos el patio para seguir el recorrido por la izquierda del templo. Allí nos encontramos con más puertas custodiadas por estos guardias peculiares y más Arhat.
Esta vez nos detuvimos antes de recorrer lo que nos quedaba para ver el segundo templo-edificio dedicado a Avalokiteśvara o Padmapani, un bodhisattva que representa a la compasión. No vamos a explicar otra vez lo que es un bodhisattva, así que leed este post de nuestro viaje a Japón. Como podéis intuir, si habéis leído el post de Japón que hemos enlazado, en Japón este mismo bodhisattva es conocido como Kannon. En diferentes culturas tiene distintas representaciones, femeninas o masculinas. En este caso, su representación tiene muchos brazos y ojos. El motivo de esta representación es la siguiente leyenda china:
Hace muchos años en una pequeña provincia de China, había un rey con tres hijas. Para obtener más poder, éste quería casar a todas ellas con familias apropiadas. Su hija menor Miao Shan, quería hacerse monja budista, y perfeccionar su espíritu para salvar a la humanidad. El rey, molesto por este deseo, desheredó a su hija, la repudió y la mandó al exilio.
Años más tarde, el rey enfermó gravemente. Un viejo monje que se encontraba visitando el reino le dijo que para curarse necesitaba ingerir una poción destilada de los brazos y ojos de alguien que quisiera darlos libremente. Desesperado, el rey le imploró a sus hijas mayores, pero estas no aceptaron. El monje le sugirió enviar a un mensajero a lo alto de la montaña Fragante, le dijo que allí vivía el bodhisattva de la compasión y le podría ayudar.
El monje era en realidad una transformación de Miao Shan, que después de una ardua práctica espiritual se había convertido en bodhisattva. Al haber oído de la enfermedad del rey, se había transformado en monje para aconsejar al rey.
Miao Shian recibió al mensajero en su forma original y le dijo que la enfermedad de su padre era consecuencia de sus pecados, pero como hija suya que era, le ayudaría. Entonces se quitó los ojos y se arrancó los brazos para que el mensajero los pudiera llevar de vuelta.
Una vez en el reino, el monje reapareció para preparar el elixir mágico que haría que el rey se recuperase milagrosamente. El rey, estuvo muy agradecido con el monje, que le indicó que debería dar las gracias a la persona que se sacrificó por él.
El rey, en respuesta, viajó a la cima de la montaña Fragante. Allí se quedó petrificado al ver a su hija sin brazos ni ojos, rodeada de múltiples seguidores. Las lágrimas rodaron por sus mejillas al pensar en el sufrimiento de Miao Shan. Ésta le recibió benévolamente y le instó a que viviera su vida con compasión y a que practicara el budismo. Entonces, un rayo de luz emergió sobre todos y la transformó en la divina imagen que hoy conocemos de un bodhisattva con múltiples ojos y brazos para que pudiera seguir ayudando a muchos.
A los lados del altar hay otras dos representaciones talladas directamente de la madera de un árbol que conservan sus raíces.
La última cosa a destacar es la campana del complejo, la cual se toca tres veces año. El alcalde del lugar es el encargado de tocarla, y darle 180 golpes.
La campana es también reciente, de 2007, y su sonido resuena al rebotar en el tambor situado bajo ella. El tambor es una reproducción a gran escala de uno encontrado en unas excavaciones arqueológicas en Vietnam. Como podéis comprobar en las siguientes imágenes, en él se aprecian varias escenas agrícolas y navales prehistóricas.
Tras bajar del campanario, terminamos de recorrer lo que nos queda de corredor y nos dirigimos al autobús.
Haremos una breve parada para comer. La comida es de bufé pero es, con diferencia, lo peor que he comido en Vietnam. Además hace un calor espantoso y hay que pagar la bebida, que no está incluida en el tour. Como no tengo cartera, Carl me invita a un agua grande. De postre nos dan una especie de turrón de cacahuete con miel y azúcar y un té fresquito.
Después de esto, toca hacer un recorrido de dos horas y media por el río Tràng An. Es súper bonito, esto os puedo decir. Pero ojo, cualquier sitio que tenga agua y montañas en Vietnam es súper bonito. No hace falta que vengáis hasta este río en particular. Aquí os dejo unas cuantas fotos para que os hagáis una idea. (Me ha costado mucho reducir las fotos que poner en esta sección)
De esta isla puedes moverte a través de un punte a King Kong Island. Están super orgullosos de que la nueva película de King Kong se rodase en Vietnam, incluso pagan a gente para dar ambiente.
No es necesario, pero al final del trayecto se espera que le des una propina a la barquera. Sí en mayor parte son mujeres las que reman, pero no sólo esto, la gente que vemos trabajar más duro son las mujeres, la mayoría de los hombres viven en el bar.
Nuestra pobre barquera tuvo que remar con cuatro personas durante dos horas y media y uno de ellos tenía sobrepeso, así que Carl le dió una buena propina de 50.000 dong (la moneda de aquí).
En Vietnam, no lo hemos comentado, pero somos millonarios. Una botella de agua pequeña suele valer 10.000 dong en un sitio barato. Pagar la semana de hotel en un hostal de 17 dólares la noche cuesta más de dos millones y medio de dongs. La gente abrevia los últimos tres ceros de las cosas con K, o simplemente, ni los pone.
Al final del recorrido puedes hacerte un masaje, por el que hay que pagar. En este sitio también te cobran por ir al baño, así que ojo.
La siguiente y última parada del tour de la región de Ninh Bình era Huang Mua, adyacente a estas cuevas hay una escalera de 500 escalonacos que proporcionan unas vistas impresionantes. Si venís aquí, coged el desvío a la izquierda que encontraréis cerca del escalón 200, donde está el chiringuito, el camino por ahí es más bonito y en vez de una mini pagoda en la cima encontrareis un dragón. Si venís aquí y no subís arriba, tiraos por el barranco, porque si venís aquí es para llegar a la cima.
Mi móvil no tenía ya batería así que tuve que confiar en el de Carl y en las pésimas habilidades fotográficas que tiene.
Justo después de hacernos las fotos, empezó a diluviar, así que bajamos rápidamente y disfrutamos de la lluvia, que aplacaba el calor. A las cinco, cogimos el autobús de vuelta a Hanoi, con su parada en el bar de carreteras. En vez de llegar a las siete, llegamos casi a las ocho debido al tráfico del festival.
Esta noche se celebra el Tết Trung Thu, también conocido como el festival de los niños. Antiguamente, Tết Trung Thu era el término utilizado para nombrar al festival de medio otoño. Durante esta fiesta, además de adorar a la luna, se adoraba al dragón que traía lluvia para las cosechas. Con el tiempo la fiesta evolucionó en una celebración a la fertilidad, donde se rezaba para tener buenas cosechas, aumentar el ganado y tener bebés. Este énfasis en los bebés creció poco a poco en una celebración para todos los niños y se convirtió en su propia fiesta. Por ello, ahora en Vietnam se celebra dicho festival en dos fiestas. El festival de medio otoño tiene lugar la semana antes y la familia se reúne y admira a la luna, como ya dijimos anteriormente. El Tết Trung Thu, una semana más tarde, es una celebración para los niños, donde se admira su inocencia y pureza, las cuales simbolizan una conexión con lo espiritual y lo natural. Durante esta fiesta los niños reciben regalos y se pasean con sus padres por la ciudad jugando con sus juguetes y comiendo de puestos ambulantes. Además, esta noche se cuentan y celebran cuentos populares como la leyenda de Cuội, y la de la carpa que quería ser dragón.
En la leyenda de Cuội, su mujer orina accidentalmente en un árbol sagrado, haciendo que este flote hasta la luna. Cuội, intentando mantener el árbol en la tierra, lo agarra, pero irremediablemente asciende con él hasta la luna, donde hoy se encuentra perdido. Los niños encienden linternas de papel para guiar a Cuội de regreso a la tierra.
En la leyenda de la carpa que quería ser dragon, una carpa trabaja muy duro durante un año hasta convertirse en dragón. Durante el festival se conmemora esto con bailes de león chino. Grupos de niños y de adolescentes bailan en las calles o en portales. Si el dueño del portal les permite bailar, el baile del león traerá fortuna al establecimiento o la familia de ese portal. En agradecimiento, los dueños (y opcionalmente los espectadores) le dan dinero de la suerte al león.
Nos gustó mucho pasearnos por aquí, pero tened cuidado. Vietnam es super seguro, pero durante esta celebración es muy probable que te roben la cartera o el móvil sigilosamente si no los pones a buen recaudo.
Vimos juguetes interesantes, la mayor parte procedentes de china. También vimos perro asado, un perrito así entero al estilo cochinillo. Por lo visto da suerte comerlo, no lo probamos.